28 mayo 2006

Lectura compulsiva

El escritor y crítico Félix de Azúa insiste en que se pueden leer todos los libros del mundo (como Borges, que llevó a la práctica esta teoría en su día). Se trata de una tarea muy difícil y casi imposible en la actualidad, aunque muchos quisiéramos poder hacerlo sin mayores complicaciones (y esto nos acerca aún más a la lectura). Pero lo cierto es que si encuentras un ensayo, un estudio, capaz de explicarte e introducirte en el mundo de cada uno de los géneros literarios, todo ello acompañado por miles de reflexiones y comparaciones, no vas a tener más remedio que intentarlo (por el simple hecho de lograr captar todos los matices de los que habla el experto).

Eso sí, jamás llegaremos al nivel de Sarmiento, “un lector voraz” (según el argentino Ricardo Piglia), que leyó “las obras completas de Walter Scott a razón de un volumen por día”, como confiesa el propio Sarmiento en sus ‘Recuerdos de Provincia’.

¿Alguien se anima?

El Mes Literario de Malabarista Lunar

Los libros también tienen su propio ‘Purgatorio’.
Aquél en el que se edita, pero no se lee.
¿En qué se convierten las novelas si nadie les dedica su tiempo?

Bienvenidas y bienvenidos al Mes Literario de Malabarista Lunar.
Este camarote se encuentra abierto (como siempre) a cualquier tipo de sugerencia y de colaboración…

20 mayo 2006

Interactividad vacía

Si Leonardo Da Vinci levantara la cabeza... Se daría contra un muro formado por quinientas páginas vacías de contenido y de significado. ¿Un código? ¿Un enigma? Pues, oiga, yo aún los estoy buscando... Y no es por mi escasa destreza o falta de ingenio, es porque desde la tercera página ya sabía qué iba a pasar con sus protagonistas. Y a mitad de la novela ya hacía apuestas sobre el final de la historia. Lástima que las hiciera conmigo misma y que, tanto si ganaba como si perdía, me quedaba igual. Y lo digo ahora, bien alto (aunque ustedes no me oigan), ¡ya habría triunfado en la Quiniela, en la Primitiva y en el sorteo de la ONCE si hubiese apostado con tanta seguridad!

Me dicen: “No seas injusta con la novela, que está muy bien documentada”. Bueno, no lo discuto, cualquiera que tenga en sus manos un libro de arte y una guía de París también está bien documentado. Y que me expliquen a mí de qué me sirven tantos datos si en su ordenador pulsó “copiar” y “pegar” y su equipo los vomitó directamente sobre el manuscrito. “Pero las descripciones son realistas, parece que estés paseando por París”. Vale, ¿y qué pasa con Londres? Uich, a Dan Brown se le olvidó comprar la guía turística de esta ciudad neblinosa. “Pues eso, como siempre tiene niebla, a lo mejor ni se enteran de dónde están y pasa como verdadero”, debió pensar el ¿escritor?

Es una lástima que Dan Brown no se dedique a escribir guiones de filmes de misterio con escaso presupuesto, pues ‘El Código Da Vinci’ quedaría perfecto en la gran pantalla (o en nuestro televisor, pues a lo mejor no pasaba de ser una sit-com). “Sophie giró la cabeza y vió a su compañero”. ¿Y qué sintió? ¿Miedo? ¿Lástima? ¿Asco? Cualquiera de estos tres adjetivos servirían de acompañamiento pues no detalla nada más –nunca, en ninguna página del libro, y no pienso contar el final, que viene a ser por el estilo-. Así que el lector puede crear su propia historia a medida, un relato en el que los protagonistas se odien o se amen cuando resulta que sólo han compartido un café soluble en la sala de una biblioteca vacía. A esto se le llama interactividad y lo demás son tonterías. Así que ya lo sabe. ¡Lector, imagine lo que quiera! ¡Usted tiene el poder! La decisión está es sus manos... Yo no lo haría.

Duchess of Surrealism
22 de marzo de 2004

Un buen licor

Un buen licor, al igual que una buena novela, debe entrar en el cuerpo de la persona con suavidad para, luego, actuar, impactar y transformar su experiencia (sea sensorial o, simplemente, física). Un cambio en el lector que se perfila de forma semejante al de los personajes de ‘Detrás del hielo’, una evolución muy marcada, pero que sigue los parámetros de la vida diaria de cualquiera de nosotros, con sus altibajos, buenos momentos y recuerdos imborrables que conforman el carácter de cada ser humano. Recuerdos positivos y negativos que en esta novela se presentan con una normalidad sobrenatural, con la sencillez de las vidas de personajes anónimos que bien podrían ser nuestros vecinos.
La nueva obra de Marcos Ordóñez -viejo conocido de la esfera teatral española- se adentra en una república imaginaria (que no irreal) con tintes soviéticos, la de Moira, para hablar de Klara y sus relaciones con Oskar y Jan. Un trío unido por la amistad, por sus inquietudes culturales y políticas, pero también por un amor fundamentado en la perfección geométrica del triángulo. Tres personajes muy bien definidos, con una profundidad que sorprende –como en las buenas obras dramáticas- y, ante todo, con una evolución a marchas forzadas provocada por la llegada de un poder dictatorial. Situaciones extremas dejadas caer en la ciudad de Moira, algo más que un simple decorado en esta novela. Un elemento activo que será central en la progresión de los tres protagonistas y en el recuerdo, como aquellas ciudades que renacen de sus cenizas para no olvidar cuáles son nuestras raíces y por qué estamos aquí.

14 mayo 2006

Un idiota infeliz, según Azúa

¿Puede existir en este planeta alguien tan desgraciado como el personaje que se nos plantea en este libro? En el caso de que la respuesta sea afirmativa, lo único que podemos hacer el resto es compadecerle. Este es el primer sentimiento que despierta una persona con tan mala suerte como el protagonista de ‘Historia de un idiota contada por él mismo’, de Félix de Azúa. Pero la narración engaña, y mucho.
El sentido del humor ácido que Azúa plasma en su relato hace de la biografía de este “idiota” idealista una historia que parece sacada de una película de Alfredo Landa y de Luis Buñuel juntas (sí, por imposible que parezca). Pero no todo es tan frívolo, ni el personaje es tan gafe (por imposible que parezca). El trasfondo de la “investigación” que lleva a cabo para descubrir las diferentes facetas de una felicidad que jamás alcanzará está plagado de guiños y referencias a la literatura y a la filosofía actual.
Las bromas, centradas en las desgracias del protagonista según el patrón del humor español (aquél que manda reírse de aquél que acaba de caer), hacen de esta novela una de las obras más conocidas de Félix de Azúa. Este estilo lo ha explotado al máximo sin desgastarlo, una característica que todavía le mantiene en las primeras listas de ventas en España.
Sólo la inteligencia de Félix de Azúa podría crear una novela de este tipo, breve pero intensa, llena de referencias de todos los ámbitos de la vida. Bromas que deben tomarse en serio, porque el “idiota” que describe es igual que todos nosotros.

01 mayo 2006

Homenaje a Joan Valls

'La cançó de Mariòla'.
Paisatges de serra i vall.


Así dalt, aon tot es llum
i tot blau de cèl en festa.
Aon vibra l'aura en les mates
de la salvaje florèsta.
Así dalt voldría jo

una vesprada serena,
quan los núvols encotonen
com a jòya l'alta cresta
i talla tires de brisa
la venablina oronella,

i el sòl ab tristor del Angelus
te ferides de rosella.
Así dalt voldría jo
morir bevenme una estrèla
diluída en bes celèst
ab tòxichs de ma quiméra.



El poeta Joan Valls nació el 1 de mayo de 1917.
Falleció en 1989, dejando tras de sí una vasta obra lìrica centrada, en la mayoría de los casos, en el territorio alicantino que le vio nacer.