¿Puede existir en este planeta alguien tan desgraciado como el personaje que se nos plantea en este libro? En el caso de que la respuesta sea afirmativa, lo único que podemos hacer el resto es compadecerle. Este es el primer sentimiento que despierta una persona con tan mala suerte como el protagonista de ‘Historia de un idiota contada por él mismo’, de Félix de Azúa. Pero la narración engaña, y mucho.
El sentido del humor ácido que Azúa plasma en su relato hace de la biografía de este “idiota” idealista una historia que parece sacada de una película de Alfredo Landa y de Luis Buñuel juntas (sí, por imposible que parezca). Pero no todo es tan frívolo, ni el personaje es tan gafe (por imposible que parezca). El trasfondo de la “investigación” que lleva a cabo para descubrir las diferentes facetas de una felicidad que jamás alcanzará está plagado de guiños y referencias a la literatura y a la filosofía actual.
Las bromas, centradas en las desgracias del protagonista según el patrón del humor español (aquél que manda reírse de aquél que acaba de caer), hacen de esta novela una de las obras más conocidas de Félix de Azúa. Este estilo lo ha explotado al máximo sin desgastarlo, una característica que todavía le mantiene en las primeras listas de ventas en España.
Sólo la inteligencia de Félix de Azúa podría crear una novela de este tipo, breve pero intensa, llena de referencias de todos los ámbitos de la vida. Bromas que deben tomarse en serio, porque el “idiota” que describe es igual que todos nosotros.
El sentido del humor ácido que Azúa plasma en su relato hace de la biografía de este “idiota” idealista una historia que parece sacada de una película de Alfredo Landa y de Luis Buñuel juntas (sí, por imposible que parezca). Pero no todo es tan frívolo, ni el personaje es tan gafe (por imposible que parezca). El trasfondo de la “investigación” que lleva a cabo para descubrir las diferentes facetas de una felicidad que jamás alcanzará está plagado de guiños y referencias a la literatura y a la filosofía actual.
Las bromas, centradas en las desgracias del protagonista según el patrón del humor español (aquél que manda reírse de aquél que acaba de caer), hacen de esta novela una de las obras más conocidas de Félix de Azúa. Este estilo lo ha explotado al máximo sin desgastarlo, una característica que todavía le mantiene en las primeras listas de ventas en España.
Sólo la inteligencia de Félix de Azúa podría crear una novela de este tipo, breve pero intensa, llena de referencias de todos los ámbitos de la vida. Bromas que deben tomarse en serio, porque el “idiota” que describe es igual que todos nosotros.
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