Milimétrico. Así resultó el espectáculo de La Fura dels Baus del pasado sábado. Cinco actores y un escenario sencillo y cambiante bastaron para la nueva adaptación del relato ‘La metamorfosis’, del escritor Franz Kafka. El tema de la marginación y el aislamiento del individuo tratado en este libro se trasladó hasta el presente en forma de ‘hikikomori’ japonés (el adolescente que se encierra en su habitación durante años, que no habla con nadie) producto de una sociedad extremadamente represiva y la incomunicación familiar.
La primera representación de ‘Metamorfosis’ de La Fura dels Baus en la Comunidad Valenciana fue multitudinaria. El público abarrotó tanto las gradas como la pista central del Polideportivo Francisco Laporta. Según el Ayuntamiento, esta obra teatral congregó a cerca de 2.300 personas, entre aquellos que habían adquirido sus entradas para el sábado y los que el viernes se quedaron sin poder disfrutarla debido a una suspensión por motivos técnicos. Voces de todo tipo, discrepantes o entusiasmadas por lo que acababan de contemplar. Y, de nuevo, quejas por los intentos de convertir el polideportivo en una nueva sala de teatro en la que, curiosamente, ni se ve ni se oye nada en los palcos laterales (léase gradas).
Con malestar o sin él, ‘Metamorfosis’ se convirtió -en apenas una noche- en uno de los espectáculos culturales más llamativos que ha acogido Alcoy en el último año. Con su juego de cámaras de vídeo que proyectaban sobre unas pantallas móviles imágenes en directo o grabadas, la escenografía minimalista y la combinación de estilos interpretativos, La Fura consiguió mantener la atención del público sobre el escenario durante dos horas.
Sin embargo, más allá de la estética de esta representación (llamativa, aunque sin caer en los excesos de esta compañía catalana), la adaptación del relato de Kafka fue uno de los elementos más destacados. Gregor Samsa (interpretado por Rubén Ametllé) fue humano siempre para demostrar que no es necesario convertirse en cucaracha para aislarse. La madre (Angelina Llongueras) y el padre (Artur Trias), más humanos que en la novela. La hermana Grete (Sara Rosa Lisilla) adolescente y más preocupada por ella misma que en el relato de Kafka. Y, como novedad, la figura del amigo, que se incorpora en esta adaptación como el ‘alter ego’ de Gregor, como todo lo que querría ser y no se alcanza. Una modificación importante de lo escrito por Kafka, pero que se perdona al descubrir que permite encontrar nuevos significados a ‘La metamorfosis’.
Pero lo que constituye un punto a favor para esta representación es la insistencia (imperceptible para los que no han leído la novela ni han tenido acceso al ensayo 'Curso de literatura europea', de Vladimir Nabokov) en el número 3. Tres lámparas, tres platos, tres protagonistas que apartan a Gregor Samsa, tres historias, tres compañeros de trabajo en el vídeo, tres mesas, tres calles, tres ventanas, tres… Una perfección muy difícil de escenificar y de la que su dramaturgo, Javier Daulte, puede empezar a presumir desde el mismo instante en el que se estrenó la adaptación.
En definitiva, (a pesar del frío, a pesar de las incómodas sillas, a pesar del cansancio acumulado y de una entrada excesivamente cara) valió la pena. No hubo fuego, no hubo agua, no hubo motosierras… ¿Y qué más da? Por fin un teatro en el que la imagen, la ambición estética y el teatro clásico se unen para dar un resultado satisfactorio. Que ya era hora...
'METAMORFOSIS'
(Adaptación de la novela de Franz Kafka)
La Fura dels Baus, 2005.
Dirección artística: Àlex Ollé.
Textos: Javier Daulte.
Vídeo: Franc Aleu / Emmanuelle Carlier.
Escenografía: Roland Olbeter.
Actores:
Gregor: Rubén Ametllé.
Madre: Angelina Llongueras.
Padre: Artur Trias.
Grete: Sara Rosa Losilla.
Amigo: Isak Férriz.
Fotos: Xavi Terol.
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