31 octubre 2005

Extraplanetaria

No pretendo presentarme.
Dudo mucho que a alguien le interese a estas alturas.
Pero hoy es un día de fotorafías y cámaras de televisión.
Sin pretenderlo he sido sondeada por el planeta audiovisual que pulula a mi alrededor como un satélite enemigo.
Algún día me acostumbraré a ello.
Mientras tanto, seguiré viviendo en mi propio mundo...

30 octubre 2005

La destrucción humana


“Una conciencia excesivamente refinada, una predisposición al sentimiento de culpa frente a sus propios deseos, llevaron a un hombre bueno a actuar de una forma curiosamente solapada, una forma que comprometía su propia bondad. Esta es la esencia de la catástrofe”. Así define Paul Auster esta novela centrada en las debilidades humanas, en concreto las estadounidenses, y en las catástrofes sociales cada vez más inevitables.

De nuevo, un libro basado en el proceso de creación de una novela por parte de dos escritores semejantes a los genios esquizoides que han pasado a la historia de la literatura. Uno narra la vida del otro. Y no es para menos, pues al pobre de Benjamin Sachs (el protagonista) si no sufre mil y una calamidades, las busca. Una vida normal de un tipo excéntrico muerto mientras manipulaba una bomba casera destinada a destrozar una réplica de la Estatua de la Libertad en un parque inococente y destartalado.


Poco cabe decir del reconocido autor de Leviatán, uno de los mejores que la patria estadounidense ha lanzado al mercado en las últimas décadas. Con su lenguaje claro, de un marcado tono periodístico, teje una nueva red de metáforas que pretenden reflexionar sobre la –aparentemente- irracional sociedad americana. Las complejas relaciones personales (el sexo) y la independencia social (la Estatua de la Libertad) son los pilares fundamentales de esta novela. Pero no nos engañemos, los americanos no son tan diferentes a nosotros: “No se trata de que esté bien o mal. Así es como funciona el mundo. Todos los hombres son prisioneros de su polla y no hay nada que podamos hacer para evitarlo".
LEVIATÁN.
Paul Auster.
Anagrama.
259 páginas.

A vueltas con los Happenings

"Some of us were already
feeling the necessity to explore the art that lay between the
arts".

Dick Higgins,
prefacio a 'Four Suits'.



Happening’. Una nueva palabra que, desde hace un tiempo, todas aquellas personas que nos interesamos por la Cultura hemos tenido que integrar en nuestro vocabulario con independencia del lugar en el que vivamos. Una nueva forma de ver el teatro, combinado con la música, el arte (audiovisual, a poder ser) y la participación activa del público. Por fin ha llegado la globalización a la cultura, aunque con reparos.

Aunque esta forma de ver y comprender el arte parece que haya cobrado más fuerza en los últimos años (con la proliferación de bienales y nuevas salas de arte) no es, ni mucho menos, una invención de la nueva era –como siempre–. Y, si alguien opina lo contrario, que le eche una ojeada al libro Vuelta al día en ochenta mundos, de Julio Cortázar, en concreto el capítulo titulado ‘What happens, Minerva?’. Sobra decir que es recomendable su lectura, pues aporta una visión diferente y crítica a estos encuentros artísticos que empezaban a nacer en París en torno a la mitad del siglo pasado y que hoy ya se pueden encontrar en muchas localidades de la geografía española.

Destaca en estos eventos, además de un pulso a favor de la integración del público en las obras teatrales y en los conciertos, un interés por las “obras anónimas”, aquellas en las que cualquiera puede convertirse en un actor casi invisible de su propia creación artística. Así, cruzar la calle, leer en el metro, subir al autobús o ir a trabajar, si uno quiere y se conciencia de ello, puede ser un actor (en caso de no animarse a bailar o a cantar…). Una idea interesante y que va a ser fundamental para el progreso de este arte que permanece estancado a falta de una savia nueva a la que, paradójicamente, no permiten circular.

Voy a poner un ejemplo que ilustre la esencia de estos happenings: el alemán Paik compuso, en la década de los ’60, su obra Ómnibus Music No.1 con la intención de atacar desde dentro la monótona división ejecutantes-oyentes (escenario-platea) mediante el sistema opuesto. Es decir, en esta composición los sonidos ocurren en diferentes partes de un edificio y el público es el que ir de un lado a otro para escucharlos. Esta idea, lejos de quedar obsoleta, se volvió a repetir –hace apenas unos meses– en Alcoy. Fue criticada por mucha gente. Yo también lo hice en su momento por tener una ejecución horrenda y mal programada. De lo contrario, habría sido un éxito. Pero se presentó la paradoja que cabía esperar: el público permaneció estático, espantado ante una percepción del arte que hasta ahora nunca había barajado. Este interés por abolir la diferencia entre los actores y los espectadores no funcionó. Y seguirá sin hacerlo mientras la población no reciba una educación artística que vaya más allá del (mal) uso del compás en la escuela.

Hoy, ya es imposible afirmar lo mismo que Cortázar en su texto (“Se vive un decenio de sublevación individual cuyas formas más grotescas suelen ser los happenings de toda naturaleza”). Primero, porque no hay tal sublevación y parecemos borregos cada vez que acudimos al teatro o a un concierto. Segundo, porque muy pocos se atreven a hacerlo a causa de la escasez de ayudas institucionales. Sin embargo, una apuesta definitiva por la calidad y el empeño de los artistas –aliados con el público, eso sí– podrán implantar esta nueva forma de ver la Cultura como un ente único en el que se integre todo lo que el cerebro humano es capaz de crear con fines estéticos. Sólo habrá que darles una oportunidad.


“Not to PERFORM/SHOW/SAY/ACT/ETC, anything IN FRONT OF an audience un that nicely handsome middle distance that was and is usual in the field of the art (no so wide that people would have to think, and not so narrow that people be attacked: would have to or could react and in this way would get something), which is the reason for the fact that ART never is more than a pleasant ALIBI FOR THE PEOPLE (and alibi that expect to relieve from really thinking at all about THEIR OWN LIFE/CHANGING, VITALIZING it)”.
Thomas Schmidt,
Sensatiorum Maximinimum, en ‘Four Suits’. Something Else Press, New York, 1965, p.135,

Bienvenidos a otro planeta...



"Una realidad distorsionada es ahora una
necesidad para ser libre".

Elliot Smith, cantautor.

Comienza una nueva etapa. 'Surrealism' pasó a la historia para poder seguir viviendo. Suele ocurrir con demasiada frecuencia en la esfera digital...
Ahora, el arte y la literatura pretenden mezclarse en uno sólo. No, no es un proyecto ambicioso, es sólo un reto personal de búsqueda e información. No existe aquí la imparcialidad y tampoco es necesaria: este pequeño blog es (sólo) un puzzle más cercano a un rompecabezas que a un juego de niños.
Los objetivos son muchos. Las ideas, también. Sólo queda poner en funcionamiento esta nave, estacionada desde hace mucho en una neurona perdida.
Amarráos muy bien a vuestros asientos para comenzar esta carrera suicida. Señoras, señores, animales... Comienza la aventura.
FOTOGRAFÍA: Juan Sanz.